La hipertensión pulmonar es una enfermedad que implica graves consecuencias en la calidad de vida de los pacientes. Se trata de un trastorno que puede afectar a sujetos de todas las edades y razas, aunque se registran casos en los que existe una predisposición genética para desarrollar esta afección. Los síntomas iniciales suelen ser relativamente inespecíficos, lo cual dificulta el establecimiento de un diagnóstico precoz.
A medida que la enfermedad avanza, estos síntomas que en un principio pueden permitir con ciertas modificaciones conductuales llevar adelante una vida aceptablemente normal se convierten en altamente incapacitantes. Actividades habituales que forman parte de la vida cotidiana, como el simple acto de caminar, se tornan difíciles de realizar. El pronóstico de la hipertensión pulmonar es sombrío, si bien datos recientes indican que la expectativa de vida actual es superior a la que se estimaba años atrás. Las investigaciones realizadas en el transcurso de los últimos años intentan dilucidar los procesos moleculares involucrados en esta dolencia, y con ello alcanzar el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas que permitirán mejorar aún más el pronóstico y la expectativa de vida de los pacientes
A medida que la enfermedad avanza, estos síntomas que en un principio pueden permitir con ciertas modificaciones conductuales llevar adelante una vida aceptablemente normal se convierten en altamente incapacitantes. Actividades habituales que forman parte de la vida cotidiana, como el simple acto de caminar, se tornan difíciles de realizar. El pronóstico de la hipertensión pulmonar es sombrío, si bien datos recientes indican que la expectativa de vida actual es superior a la que se estimaba años atrás. Las investigaciones realizadas en el transcurso de los últimos años intentan dilucidar los procesos moleculares involucrados en esta dolencia, y con ello alcanzar el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas que permitirán mejorar aún más el pronóstico y la expectativa de vida de los pacientes