¿Es el actual independentismo, como sugiere la caverna madrileña, una continuación del pujolisme?, ¿han sufrido los habitantes del noreste de la piel de toro un rapto límbico?, ¿podemos describir lo que está pasando en Cataluña como «guerra, enfermedad y venganza»? Sencillamente: no, no y no. Para entender lo que está ocurriendo necesitamos nuevas metáforas y sensibilidades; a fin de cuentas, el escenario es completamente inédito. Asociaciones que rechazan cualquier sentimiento catalán pero que defienden con uñas y dientes la secesión, emprendedores que teorizan sobre las ventajas competitivas de la «Marca Barcelona», activistas cuya principal motivación es acabar con el Régimen del 78, pero que han encontrado en el nacionalismo el lubricante perfecto para hacer realidad las reivindicaciones iniciadas con el 15-M; ferias nacionalistas que evocan a Walt Disney antes que a cualquier régimen totalitario...
A partir de las distintas expresiones del deseo secesionista y sobre el impulso de la dialéctica pascaliana entre razón y pasión, Eudald Espluga elabora una sagaz y peculiar propuesta para entender de una vez por todas cómo se relaciona Cataluña con su independencia. La respuesta, ahora sí, se llama Independentismo Emocionalmente Inteligente.
A partir de las distintas expresiones del deseo secesionista y sobre el impulso de la dialéctica pascaliana entre razón y pasión, Eudald Espluga elabora una sagaz y peculiar propuesta para entender de una vez por todas cómo se relaciona Cataluña con su independencia. La respuesta, ahora sí, se llama Independentismo Emocionalmente Inteligente.