Juntas y revueltas, la ciencia y la cocina han sostenido fructíferas relaciones desde tiempos lejanos. Así, ya en el siglo XIX, respetables científicos impartían cursos de cocina, publicaban manuales sobre las reacciones de los alimentos y tratados de nutrición, con un objetivo claro: trasladar a la cocina la revolución científica y, por qué no, trasladar a la ciencia la revolución gastronómica.
En un menú de cuatro pasos, el gran divulgador italiano Massimiano Bucchi traza una historia de los cruces entre ciencia y cocina, al tiempo que reflexiona sobre el lugar que la ciencia ha ocupado en la sociedad, desde la época en que el conocimiento especializado y el de la vida cotidiana tenían una pacífica convivencia, hasta el presente, cuando la ciencia se ha emancipado del sentido común reivindicando para sí un estatus de autoridad. Así, nos enteramos de las andanzas de Franklin y las desventajas de beber cerveza en el desayuno, de las observaciones microscópicas del vino echado a perder de Pasteur, de las aventuras de los pollos en la ciencia, de las controversias acerca de los efectos benéficos o perjudiciales del café, y también del Manifiesto de la cocina futurista y la unión de cocineros y científicos bajo el lema de la gastronomía molecular.
Lejos del mero anecdotario erudito, el autor explora las tensiones de esta pareja siempre reunida por la afinidad y la conveniencia mutua. Porque ¿acaso las prácticas culinarias de vanguardia no se valen del prestigio social de la ciencia, así como la ciencia utiliza a la cocina por su seductora capacidad de acercamiento al público? El recorrido, jugoso e ilustrativo, nos recuerda que científicos y cocineros tienen mucho en común… y esto incluye las recetas de la abuela, los ingredientes secretos y los callejones sin salida que llevan a empezar todo de nuevo.