¡La mágica y eterna historia de EL PRINCIPE SAPO contada en rimas para deleite de los chicos!
¡Las hermosas ilustraciones se podrán encontrar en el interior del libro!
¡Disfrute de la lectura!
Una vez hace tiempo había una linda princesa,
con su pelo todo dorado parecía una duquesa.
siempre al lado de un lindo lago le gustaba jugar,
y se pasaba todas las tardes jugando sin parar.
Tenía una linda pelota de oro que era su favorita,
la tiraba una y otra vez sin cesar hacia arriba.
Una vez la pelota demasiado fuerte lanzó,
Y esa única vez la dorada pelota no se quedó.
La pelota dorada rodó hasta el lago profundo,
quera era grande, profundo y tremebundo.
La princesa sin consuelo se largó a llorar,
pues nada podía hacer, ni siquiera nadar.
La Princesa oyó un ruido de un animal especial,
venía desde la tierra con una voz no habitual.
miró hacia abajo y vio sorprendida un sapo,
y un poco se asustó porque no era nada guapo.
“Sapo, acabo de perder mi pelota favorita,
profundo en el lago debe estar escondida.
No puedo nadar y además está muy perdida,
no la puedo ver porque debe estar muy hundida”.
Al oír a la princesa el sapo quedó muy conmovido,
“Ya mismo busco la pelota para olvidar lo ocurrido.
Quisiera también comer en tu plato dorado,
y porque no, dormir contigo en tu lecho soñado.
La Princesa accedió porque la pelota quería,
Igual el sapo tonto todo no lo conseguiría.
Y el sapo nadó mucho movido por su corazón,
esperando que la promesa tuviera confirmación.
El sapo encontró la pelota después de un rato,
y se la entregó a la princesa con gran boato.
En vez de agradecer la princesa huyó sin más,
porque ser amiga del sapo estaba demás.
Pronto el sapo tocó en la puerta del castillo,
“Quiero que cumplas tu promesa, así de sencillo.
Recuperé la pelota dorada como me fue pedido,
cumplir y respetar la promesa es el acto debido”.
Apenas el padre escuchó esto se volvió loco,
pues romper la promesa estaba fuera de foco.
El Rey le dio entonces al sapo la bienvenida,
y la Princesa no tuvo pues ninguna salida.
Estaba enojada por compartir el mismo plato,
odiaba compartir la cama pues estaba en el trato.
no quería que su padre se enoje sin un aviso,
y decidió que el sapo debía dormir en el piso.
La princesa dejó entrar al sapo en su habitación,
compartir su espacio la llenaba de preocupación.
El sapo fue al piso cuando ella fue a la cama,
sin respetar la promesa que había hecho la dama.
El sapo empezó a toser y a llorar con falta,
el piso estaba frío y la cama estaba muy alta.
“Princesa, he cumplido mi parte del trato,
poder ser amigos era parte del contrato”
Entonces se sintió mal y su corazón se hizo blando,
el sapo tenía razón y decidió cambiar de bando.
Levantó con delicadeza al sapo del piso,
“Seremos amigos y respetaré el compromiso”.
Siento mucho haber sido tan mala y tan injusta,
esto ha ocurrido porque tu aspecto me asusta.
Me gustaría ahora si es posible ser tu amiga,
porque considero que mi promesa me obliga.
De repente el sapo se transformó en un galán,
atrayendo a la princesa como si fuera un imán.
La princesa había quebrado aquel embrujo,
que había hecho hace tiempo un viejo brujo
Y LA MORALEJA DE ESTE CUENTO ES:
No se debe juzgar a la gente con demasiada rapidez.
A veces sucede que uno juzga a la gente por su aspecto y se niega a ser su amigo porque no le gusta como luce. Hay que conocer a la gente mejor antes de tomar esa clase de decisiones.
También es importante mantener las promesas que uno ha formulado.
¡Descargue ya su libro y empiece a disfrutar con sus hijos!
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Una vez hace tiempo había una linda princesa,
con su pelo todo dorado parecía una duquesa.
siempre al lado de un lindo lago le gustaba jugar,
y se pasaba todas las tardes jugando sin parar.
Tenía una linda pelota de oro que era su favorita,
la tiraba una y otra vez sin cesar hacia arriba.
Una vez la pelota demasiado fuerte lanzó,
Y esa única vez la dorada pelota no se quedó.
La pelota dorada rodó hasta el lago profundo,
quera era grande, profundo y tremebundo.
La princesa sin consuelo se largó a llorar,
pues nada podía hacer, ni siquiera nadar.
La Princesa oyó un ruido de un animal especial,
venía desde la tierra con una voz no habitual.
miró hacia abajo y vio sorprendida un sapo,
y un poco se asustó porque no era nada guapo.
“Sapo, acabo de perder mi pelota favorita,
profundo en el lago debe estar escondida.
No puedo nadar y además está muy perdida,
no la puedo ver porque debe estar muy hundida”.
Al oír a la princesa el sapo quedó muy conmovido,
“Ya mismo busco la pelota para olvidar lo ocurrido.
Quisiera también comer en tu plato dorado,
y porque no, dormir contigo en tu lecho soñado.
La Princesa accedió porque la pelota quería,
Igual el sapo tonto todo no lo conseguiría.
Y el sapo nadó mucho movido por su corazón,
esperando que la promesa tuviera confirmación.
El sapo encontró la pelota después de un rato,
y se la entregó a la princesa con gran boato.
En vez de agradecer la princesa huyó sin más,
porque ser amiga del sapo estaba demás.
Pronto el sapo tocó en la puerta del castillo,
“Quiero que cumplas tu promesa, así de sencillo.
Recuperé la pelota dorada como me fue pedido,
cumplir y respetar la promesa es el acto debido”.
Apenas el padre escuchó esto se volvió loco,
pues romper la promesa estaba fuera de foco.
El Rey le dio entonces al sapo la bienvenida,
y la Princesa no tuvo pues ninguna salida.
Estaba enojada por compartir el mismo plato,
odiaba compartir la cama pues estaba en el trato.
no quería que su padre se enoje sin un aviso,
y decidió que el sapo debía dormir en el piso.
La princesa dejó entrar al sapo en su habitación,
compartir su espacio la llenaba de preocupación.
El sapo fue al piso cuando ella fue a la cama,
sin respetar la promesa que había hecho la dama.
El sapo empezó a toser y a llorar con falta,
el piso estaba frío y la cama estaba muy alta.
“Princesa, he cumplido mi parte del trato,
poder ser amigos era parte del contrato”
Entonces se sintió mal y su corazón se hizo blando,
el sapo tenía razón y decidió cambiar de bando.
Levantó con delicadeza al sapo del piso,
“Seremos amigos y respetaré el compromiso”.
Siento mucho haber sido tan mala y tan injusta,
esto ha ocurrido porque tu aspecto me asusta.
Me gustaría ahora si es posible ser tu amiga,
porque considero que mi promesa me obliga.
De repente el sapo se transformó en un galán,
atrayendo a la princesa como si fuera un imán.
La princesa había quebrado aquel embrujo,
que había hecho hace tiempo un viejo brujo
Y LA MORALEJA DE ESTE CUENTO ES:
No se debe juzgar a la gente con demasiada rapidez.
A veces sucede que uno juzga a la gente por su aspecto y se niega a ser su amigo porque no le gusta como luce. Hay que conocer a la gente mejor antes de tomar esa clase de decisiones.
También es importante mantener las promesas que uno ha formulado.
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