“Una amiga me dijo que era mejor equivocarse que ahogar la vida”.
Con esta frase, la protagonista de esta novela, una mujer de treinta años, comienza el relato de su vida. Con un lenguaje directo, una mirada personal y cierta dosis de humor, nos adentramos en su mundo cotidiano. Sin apenas darnos cuenta, el hilo de su discurso arranca en cada puntada lo más hondo y lo deja a flor de piel.
Los personajes de su entorno van desfilando ante nuestros ojos. Mil y un detalles perfilan esta novela que, a medida que avanza, se hace más sutil.
Ritmo, fuerza, ternura, silencios, junto a sonidos, aromas, sabores y colores son la materia prima que teje El hilo de la vida.
Con esta frase, la protagonista de esta novela, una mujer de treinta años, comienza el relato de su vida. Con un lenguaje directo, una mirada personal y cierta dosis de humor, nos adentramos en su mundo cotidiano. Sin apenas darnos cuenta, el hilo de su discurso arranca en cada puntada lo más hondo y lo deja a flor de piel.
Los personajes de su entorno van desfilando ante nuestros ojos. Mil y un detalles perfilan esta novela que, a medida que avanza, se hace más sutil.
Ritmo, fuerza, ternura, silencios, junto a sonidos, aromas, sabores y colores son la materia prima que teje El hilo de la vida.