De compras en una tienda, Logan se cruza delante de un cliente. Su abuelita le dice que ofrezca disculpas y más tarde le enseña qué son los buenos modales.
A la edad de cinco años mi nieto se cruzó delante de un cliente en la tenda en la que hacíamos compras. Cuando le pedí que se disculpara, él no entendía por qué, pues no había tenido ninguna mala intención. Le expliqué que ofrecer disculpas es tener buenos modales. A ello, me respondió con una pregunta: Buenos modales… ¿qué es eso? Se dio entonces la oportunidad perfecta para enseñarle. Fue así que después de volver a casa hicimos una lista de los modales más importantes, que después puse en rima e incluí en el presente libro.
Descubrí que colocar en la pared una Gráfca de buenos modales y ofrecer un certfcado después que mi nieto llenara la gráfca con las pegatnas (adhesivos), era un gran incentvo para él y un apoyo visual para reforzar cualquiera de las normas que en determinado momento requiriera atención. En la parte posterior del libro añadí una gráfca y un certfcado de muestra, que ustedes pueden recortar, fotocopiar o laminar si lo desean. Una vez copiado o laminado, pueden rellenar los espacios en blanco con otros modales que le quieran enseñar a su hijo.
Los buenos modales, aun con gráfcas y refuerzos positvos, no se aprenden de la noche a la mañana. Es un proceso contnuo. El otro día, para no ir más lejos, mientras mi nieto, de 8 años de edad, empujaba para mí el carrito de las compras en el supermercado, avanzó rápidamente por el pasillo gritando ¡cuidado! a todo el que estuviera delante. Le expliqué que esa no era la manera de pedirle paso a las personas y que lo cortés era decir: «Con permiso, señor o señora». El niño captó la lección rapidísimo y se puso contento cuando alguien lo elogió por sus buenos modos.
Claro que existen muchos más modales que los presentados en este libro. Estos fueron simplemente los que más necesitaba aprender mi nieto. Espero que sean un buen punto de partda para otros niños autstas y que este compendio ilustrado les haga a ustedes un poquito más fácil la tarea de inculcárselos.
A la edad de cinco años mi nieto se cruzó delante de un cliente en la tenda en la que hacíamos compras. Cuando le pedí que se disculpara, él no entendía por qué, pues no había tenido ninguna mala intención. Le expliqué que ofrecer disculpas es tener buenos modales. A ello, me respondió con una pregunta: Buenos modales… ¿qué es eso? Se dio entonces la oportunidad perfecta para enseñarle. Fue así que después de volver a casa hicimos una lista de los modales más importantes, que después puse en rima e incluí en el presente libro.
Descubrí que colocar en la pared una Gráfca de buenos modales y ofrecer un certfcado después que mi nieto llenara la gráfca con las pegatnas (adhesivos), era un gran incentvo para él y un apoyo visual para reforzar cualquiera de las normas que en determinado momento requiriera atención. En la parte posterior del libro añadí una gráfca y un certfcado de muestra, que ustedes pueden recortar, fotocopiar o laminar si lo desean. Una vez copiado o laminado, pueden rellenar los espacios en blanco con otros modales que le quieran enseñar a su hijo.
Los buenos modales, aun con gráfcas y refuerzos positvos, no se aprenden de la noche a la mañana. Es un proceso contnuo. El otro día, para no ir más lejos, mientras mi nieto, de 8 años de edad, empujaba para mí el carrito de las compras en el supermercado, avanzó rápidamente por el pasillo gritando ¡cuidado! a todo el que estuviera delante. Le expliqué que esa no era la manera de pedirle paso a las personas y que lo cortés era decir: «Con permiso, señor o señora». El niño captó la lección rapidísimo y se puso contento cuando alguien lo elogió por sus buenos modos.
Claro que existen muchos más modales que los presentados en este libro. Estos fueron simplemente los que más necesitaba aprender mi nieto. Espero que sean un buen punto de partda para otros niños autstas y que este compendio ilustrado les haga a ustedes un poquito más fácil la tarea de inculcárselos.