Ernesto Gruffot, escritor venido a menos que sobrevive en Madrid gracias a pequeños artículos publicados en periódicos de difusión gratuita, recibe de pronto la llamada de su agente literario. Le ofrece, escribir la biografía de la estrella del porno: Anna Tuan. La oferta le agrada económicamente, por eso decide ir a Marsella, lugar donde la actriz rueda su última película.
Una vez allí, rodeado del elenco de peculiares actores que componen el reparto, y según ahonda en la vida de la actriz, comenzará a sentir algo más que simpatía hacia ella. Lamentablemente, descubrirá demasiado tarde que detrás de aquel suculento encargo había “otro asunto” desarrollándose a sus espaldas.
Una novela negra enmarcada en el actual “realismo sucio”, aunque atemperada en relación a su primera novela, Víctor Marchán se aleja del surrealismo pero no de la influencia de Bukowski. El protagonista de la novela define la línea narrativa: “…hacía ya mucho tiempo que había dejado de creer en el amor, las hadas, Papá Noel y los finales felices.” Si la carencia de emotividad es la característica fundamental de la literatura pulp, este no es el caso. Sin abusar del lenguaje obsceno, siempre en su justa medida, estamos ante una gran novela de Víctor Marchán; entretenida y con dosis de erudición literaria y cinematográfica muy reveladoras.
Una vez allí, rodeado del elenco de peculiares actores que componen el reparto, y según ahonda en la vida de la actriz, comenzará a sentir algo más que simpatía hacia ella. Lamentablemente, descubrirá demasiado tarde que detrás de aquel suculento encargo había “otro asunto” desarrollándose a sus espaldas.
Una novela negra enmarcada en el actual “realismo sucio”, aunque atemperada en relación a su primera novela, Víctor Marchán se aleja del surrealismo pero no de la influencia de Bukowski. El protagonista de la novela define la línea narrativa: “…hacía ya mucho tiempo que había dejado de creer en el amor, las hadas, Papá Noel y los finales felices.” Si la carencia de emotividad es la característica fundamental de la literatura pulp, este no es el caso. Sin abusar del lenguaje obsceno, siempre en su justa medida, estamos ante una gran novela de Víctor Marchán; entretenida y con dosis de erudición literaria y cinematográfica muy reveladoras.