Es considerada por muchos críticos una de las comedias más maduras y trabajadas de Shakespeare, en la que se convergen elementos clásicos del género. Forma parte de la convención pastoril e incorpora, de esta forma, muchos de sus rasgos característicos: la naturaleza opuesta a la corte, personajes disfrazados, el tratamiento de la cuestión amorosa, el juego de identidades, y el descubrimiento personal mediante la pérdida y la recuperación.
En un intento por innovar las convenciones, agrega la interacción entre los sexos, el conflicto familiar en torno a la herencia y la ambición por el poder.
En un intento por innovar las convenciones, agrega la interacción entre los sexos, el conflicto familiar en torno a la herencia y la ambición por el poder.